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Durante toda su vida fue un Sanjuanino de “tomo y lomo”, es lo que nos dice Rodrigo J. Skaric Nualart, un ex alumno de la generación 1984, que hoy nos habla para la página web SJE.

¿Qué años y cursos estuvo en el San Juan?

“Ingresé al colegio en 1972 al nivel de kínder y estuve hasta 1984 cuando egresé de IV° Medio. Durante toda mi vida escolar fui un sanjuanino de tomo y lomo”.

¿Cómo describirías tu experiencia general en el colegio San Juan Evangelista?

“Extraordinaria, fueron trece años de grandes recuerdos. Me dio una parte importante de las herramientas que hoy tengo para formar a mis hijos y enfrentar la vida, herramientas que ciertamente se consolidaron durante mi activa participación y compromiso en áreas como; deportes, presidencia de curso, centro de alumnos, acciones sociales, entre muchas otras”.

Foto Kinder SJE

¿Cuál es tu recuerdo más alegre de tu tiempo en el colegio?

“Son muchos los recuerdos que me vienen a la mente y que me hicieron muy feliz. Lo primero, la construcción de nobles amistades que siguen presentes hasta estos días. Segundo, recuerdo haber desarrollado estrechas relaciones con profesores cuyas enseñanzas perduran eternamente. Tercero, mi carrera deportiva como miembro de la selección de atletismo me trajo tan inmensas como numerosas alegrías. Cuarto, mi primer pololeo el cual recuerdo con especial cariño y quinto, las instancias de trabajo social que surgían para ir en ayuda de los más necesitados, de la cual recuerdo particularmente el aluvión ocurrido en Santiago en el año 1982”.

¿Quiénes fueron sus profesores, algún favorito?

“Lo cierto es que hubo muchos y grandes profesores, pero en este punto no hay mucho que pensar,  la Sra. Fronda Cruz, Nicodemus Farías y Don Germán Belmar. Ellos fueron mis tres pilares sobre los cuales me apoyé constantemente durante mi paso por el colegio. La Sra. Fronda fue la primera profesora que recuerdo con cariño y de muy niño, era muy estricta pero muy justa, objetiva y se la jugaba al 100% por “sus niños”, … una gran mujer y maestra con un perfecto equilibrio entre ternura y firmeza. Nico fue profesor jefe de nuestro curso y estrechó lazos con todos nosotros. Sentó las bases valóricas y morales que se complementaban perfectamente con mi formación desde casa. El Sr. Belmar por su parte, fue mi entrenador de atletismo durante largos años y representó una figura paterna que despertaba mi gran admiración. A los tres los recuerdo con especial aprecio.

¿Participaste en alguna actividad extracurricular, como deportes o clubes? ¿Cómo influyeron estas actividades en tu vida escolar?

La verdad es que participé activamente de la rama de atletismo del colegio desde la categoría peneca con 9 años hasta salir de IV° medio con 17 años. El atletismo fue mi gran pasión y lo cierto es que me trajo grandes alegrías durante y después de mi paso por el colegio.

¿Recuerdas alguna amistad especial que surgió durante esos años?

A decir verdad y como normalmente sucede, hay amistades que se vuelven familia y mi colegio San Juan fue una gran cuna para lo que hoy tengo entre mis grandes amistades, dentro de las cuales puedo y debo mencionar a; Pablo Martínez, Elena Schulz, Osvaldo Garay, Cecilia González, Gonzalo Delgado y Eduardo Rojas. Todos ellos, de una u otra forma, son parte de mi vida y gozan de mi admiración y gratitud.

Sobre los Retos y Aprendizajes:

¿Qué desafíos enfrentaste durante tu etapa escolar y cómo los superaste?

“Desafío propiamente tal, diría que solo los estudios y no porque me iba mal, lo cierto es que nunca me gustó estudiar y siempre andaba con la mente puesta en la pista de atletismo. Afortunadamente me iba bien usando la estrategia de sentarme de la mitad hacia adelante y poner atención en clases. Eso me bastaba para estar por sobre la media y dejar a todos contentos en casa”.

¿Cómo crees que el colegio te preparó para la vida adulta?

“Como dije antes, la parte valórica y responsabilidad social fueron los puntos de inflexión que creo forjaron parte de mi desarrollo como persona. No obstante, no es lo único, son muchos los elementos que mi colegio aportó en mi preparación y solo por mencionar algunos, puedo señalar; disciplina, solidaridad, pensamiento crítico, desarrollo de habilidades sociales, desarrollo personal, educación cívica, entre muchos otros”.  

¿Hubo alguna lección o experiencia en el colegio que consideras que te ha marcado particularmente?

“A decir verdad muchas, aunque ninguna en particular. No obstante, dentro de mi vida profesional y pese a ser formado a partir del área científica como ingeniero, he tenido la oportunidad de reinventarse de alguna forma participando activamente en colegios y corporaciones educacionales en las áreas públicas y privadas para finalmente mirar atrás y reconocer el orgullo que siento de haber sido un Sanjuanino y de cómo nos hemos ido encontrando y reconociendo con otros a través del camino que nos ofrece la vida. Es mágico”.

Sobre el colegio en la actualidad:

¿Cómo ves al colegio San Juan Evangelista ahora, comparado con tu época como estudiante?

“Es un colegio mucho más visibilizado y orientado más a los objetivos comunitarios que a los resultados académicos. Un buen colegio no solo se centra en el rendimiento, sino que también se ocupa por el desarrollo integral de sus estudiantes, proporcionando un ambiente seguro y estimulante que promueve el aprendizaje, la creatividad y el crecimiento personal. Desde este punto de vista, siento que hoy es mucho más importante tomar decisiones que beneficien a los niños en su desarrollo como personas, que hacer ganar unos peldaños a la institución respecto a los resultados académicos. Fui director Ejecutivo de un prestigioso colegio en Temuco y sé de lo que hablo. ¡Felicitaciones!”.

¿Hay algo que te gustaría decirles a los estudiantes actuales del colegio?

Estoy muy orgulloso por haber sido parte de esta comunidad durante 13 años aun sin las herramientas de las que hoy disponen. Imagino lo que significa para los estudiantes actuales, pertenecer a esta gran institución que busca en cada acción un sentido de unidad y pertenencia. Entiendo que nadie es profeta en su tierra y solo conociendo otras realidades se es capaz de valorar lo que realmente se tiene. Por medio de mi labor profesional me ha tocado conocer otras realidades y créanme que lo que hoy tienen por ser alumnos Sanjuaninos, es mucho más de lo que creen no tener. Hablen con sus padres y pídanles que les cuenten sus experiencias en tiempos de escolaridad”.

Reflexión Personal:

Si pudieras volver a ser estudiante en el colegio San Juan Evangelista por un día, ¿qué harías?

“Jajaja, tal vez no conozca a nadie y además sería hacer trampa. Volver a ser estudiante con la experiencia que hoy tengo -gran ventaja-, me ayudaría a construir puentes buscando la forma de cimentar nuevas áreas de desarrollo de manera conjunta con la dirección del colegio, el centro de padres, el cuerpo docente y centro de alumnos con el propósito de converger en temas de interés común sin dejar de lado la motivación respecto a la formación de niños felices capaces de aportar constructivamente al Chile del mañana”.

¿Cómo han influido tus años en el colegio en la persona que eres hoy?

“Es curioso, pero creo que hay un cierto ADN que nos identifica a los Sanjuaninos que caminamos por la vida. A partir de ese espíritu, se aprende a desarrollar un sentido de identidad y pertenencia que se adhiere a la piel y aflora cada vez que nos hablan del San Juan. A fin de cuentas, el colegio no solo me ha proporcionado educación académica, sino que también desempeñó un papel crucial en el desarrollo de mis habilidades sociales, valores, autoestima y en la formación de mi propia identidad y aspiraciones futuras. Quisiera finalizar con una frase de Goethe que grafica perfectamente lo que el colegio me dio y dice; “Trata a un ser humano como es y seguirá siendo lo que es, pero trátalo como puede llegar a ser y se convertirá en lo que está llamado a hacer”.